lunes, 16 de julio de 2007

DE VUELTA

Después de la pérdida de mis documentos entré en una depresión, pero gracias a que solo fueron pérdidas materiales eso ya pasó y seguiré con esta nueva manera de contarles de mi vida.
Agradezco los comentarios de mis hijas, de mi yerno y de una amiga de Cecilia a quién también considero como hija.
Bueno siguiendo con el tema de la Escuela Naval. La primera vez que salí a vacaciones fue en el invierno de mi primer año. Mis padres y hermanos aún vivían en Linares y fui a visitarlos. La Escuela nos entregaba un pasaje gratis en los Ferrocarriles del Estado y nos fuimos juntos todos los cadetes que viviamos en el Sur. A pesar de ser "motes" (cadetes de primer año) fuimos muy bien tratados por los cadetes antiguos. Estos se anduvieron portando mal y algunos bebieron más de la cuenta (no sólo pasa en la selección chilena) y a la altura de Curicó empezaron a orinar por las ventanas. Cuando llegamos de vuelta de vacaciones el director de la Escuela nos hizo formar y pasar al frente a todos los que ibamos en el tren. Después preguntó quienes habían sido los que hicieron la "gracia" en la estación de Curicó. Nadie se presentó y fuimos castigados por dos semanas de 10 a 11 de la noche firmes en el patio con dos carabinas al hombro. El no haber revelado quienes había sido nos trajo una amistad con los cadetes más antiguos incluso brigadieres y nos transformaron en sus amigos "carretas" y ya nadie pudo más molestarnos, pues teníamos unos defensores con poder, entre ellos había varios brigadieres con los cuales tuvimos una gran amistad incluso al retirarnos.
Volviendo al tren, al querer bajarme en Linares que era donde vivía mis padres unos compañeros de curso no me dejaron y tuve que llegar con ellos hasta la ciudad de Chillán. Allí bajamos con ellos y uno le contó a su padre la gracia que había hecho y el padre le dio una tremenda cachetada en la estación y le dijo "veo que no aprendes" y llamándo a su chofer me envió a Linares.
Allí al llegar debía uno presentarse al Director de la Escuela de Artillería, para que este firmara un documento y uno quedaba a sus ordenes. El Director era padre de un compañero de colegio en el Instituto y me recibió muy cariñosamente, pues mientrás fui compañero de su hijo muchas veces estudiamos juntos en su casa. Luego me llevó al patio donde estaban formados los conscriptos, casi todos hijos de campesinos y les dijo "Este joven es una cadete naval y cada vez que lo ven deben saludarlo con mucho respeto". Yo me sentía tremendamente hinchado de orgullo, pero el Domingo cuando fui a la Plaza con mis antiguos amigos, los soldados me tenía loco saludando cada vez que pasaba frente a ellos.
Fueron una vacaciones muy felices, varias veces nos junatamos con mis compañeros de colegio e ibamos al Club de la Unión donde jugábamos "dudo" como 20, más nos reíamos que jugar.
Bueno seguiremos pronto y nuevamente gracias a todos